La pandemia causó el cierre de colegios a nivel nacional en marzo del 2020. Durante el primer semestre del 2021, los colegios privados de élite y algunos colegios urbanos públicos volvieron a recibir estudiantes con el modelo de alternancia. Sin embargo, la mayoría de las escuelas rurales fueron las últimas en abrir las puertas a sus estudiantes. ¿Cómo fue la educación rural en tiempos de pandemia?
Contexto de la educación rural colombiana antes de la pandemia
Las pruebas estandarizadas en Colombia revelan una brecha entre las escuelas privadas y públicas, donde las escuelas privadas superan a las públicas. Además, existe una brecha entre las escuelas urbanas y rurales, donde las escuelas urbanas superan a las escuelas rurales. Esto significa que las escuelas más vulnerables del sistema son las escuelas públicas rurales.
Si tomamos la calidad educativa desde una perspectiva profesional, encontramos que los estudiantes rurales tienen menos ventajas que los urbanos para desarrollarse en este ámbito. Los datos muestran que hay una correlación entre el nivel de riqueza de un estudiante y la posibilidad de ingresar a una universidad. Estructuralmente, los colombianos que viven en zonas rurales sufren de mayores índices de pobreza. Por ello, para el campo colombiano esta cifra es alarmante: solamente el 2% de estudiantes rurales puede acceder a un pregrado.
Claramente, cuando hablamos de “calidad educativa” debemos pensar más allá de los estudiantes como capital humano. Debemos pensar en desarrollo humano desde dimensiones que no se pueden medir a través de pruebas estandarizadas, como lo es la socioemocional. Sin embargo, estas pruebas y estos datos nos dan pistas sobre el problema de desigualdad educativa que se vive en Colombia.
La educación rural durante la pandemia: la brecha digital
La pandemia puso de relieve la vulnerabilidad de las comunidades educativas rurales. La brecha digital fue la protagonista por el cierre de escuela (y recientemente por el escándalo de MinTic). Durante el cierre de colegios, solo el 26% de los estudiantes rurales tuvo acceso a Internet, lo que hizo que la enseñanza remota de emergencia fuera una tarea problemática.
Los profesores no estaban preparados para impartir aprendizaje remoto de emergencia, lo que resultó en una estrategia homogénea de creación de “guías”. Las guías son materiales didácticos desarrollados por profesores basándose en unos documentos llamados “planes de aula”. Los planes de aula sirven, tradicionalmente, para preparar clase (diseño curricular). Son como los planos de un apartamento (y las clases el apartamento). Las docentes adaptaron los planes de aula para convertirlos en guías. Estas se diseñaron en Microsoft Word y se enviaron a través de WhatsApp a los padres o en otras ocasiones se imprimieron para que los alumnos pudieran recogerlas en las escuelas.
Las guías fueron la estrategia pedagógica natural para responder a la pandemia; no obstante tienen muchos problemas de diseño. Por ejemplo, existen principios de diseño pedagógico y de diseño gráfico que se deben seguir para que los materiales didácticos sean efectivos. Las profesoras, al no estar preparadas con dichos conocimientos, hicieron lo mejor que pudieron con sus saberes y habilidades.
Mientras que en la ciudad, durante los confinamientos, las estudiantes se reunían con sus profesoras a través de Zoom o Google Meet; las estudiantes campesinas recibían documentos de Word y llamadas ocasionales de sus docentes durante casi dos años. Sin embargo, la inequidad educativa va más allá de la brecha digital. Esto lo dejamos para otra entrada.
Por Nicolás Ruiz CEO FEE
Comments